Verbo y gracia
El grado 12
25 de Marzo de 2013
Fernando Ávila feravila@cable.net.co |
Pregunta: ¿Cree usted, profesor, que si agregan el grado 12, antes de la universidad, ahí sí los estudiantes aprenderán a escribir como Dios manda?, Natalia Cantor.
Respuesta: Agregar el grado 12 al colegio es una decisión que los planteles acogerán encantados porque sus arcas se verán aún más llenas, pero que no soluciona la mala preparación de los estudiantes. Lo que no se estudia en once años tampoco se va a estudiar en doce.
Hay colegios exigentes que preparan tan bien en matemáticas a los estudiantes, que pueden llegar a la Universidad de Los Andes, y entrar directamente a matemáticas de segundo semestre. Con un año más, los muchachos simplemente entrarían a tercer semestre de ingeniería tan pronto salieran del colegio.
En cambio, hay una gran cantidad de colegios sin exigencia académica. Cuando los estudiantes terminan el grado 11 no saben nada de matemáticas, español, geografía ni historia. No han leído un libro bien leído, ni siquiera los costosísimos textos escolares que deben comprar sus padres.
En algunos casos, eso que no estudiaron en más de diez años lo intentan aprender en cursos pre-Icfes, que son otro gran negocio. Algunos colegios destinan la totalidad de las horas académicas del grado 11 a preparar a los alumnos para que tengan una no tan desastrosa presentación en el Icfes.
En algún colegio les dijeron a las alumnas “¡Prepárense bien para Icfes, niñas!”, y todas ellas lo hicieron: se fueron al salón de belleza la víspera y hubo algunas que incluso compraron bluyines nuevos. Tenían que sacar la cara por el colegio, y lo hicieron.
Estos últimos establecimientos pueden abrir el grado 12, y si quieren el 13, y el mal resultado académico será el mismo. El diagnóstico no cambiará. Nos volverán a contar que no saben matemáticas y que sus conocimientos financieros y legales son absolutamente nulos. Y oiremos de nuevo decir que los alumnos no aprenden a leer, ni a pensar ni a escribir como Dios manda.
Anexionado y en su defecto
Preguntas: Leí estos días a un columnista que utilizó la palabra anexionado, ¿está bien utilizada? Otra cosa: ¿por qué decimos en su defecto y no en su efecto, Alain Perdomo Herrera.
Respuestas: El verbo anexionar, cuyo participio es anexionado, está registrado en el Diccionario de la lengua española, DRAE, como ‘unir o incorporar algo, especialmente un país o una parte de su territorio, a otro’.
Anexar, cuyo participio es anexado, tiene como sinónimo adjuntar, en su acepción de ‘enviar algo juntamente con un escrito’.
En consecuencia, el término anexionado es correcto, pero no es el más adecuado para referirse al elemento que se añade a la carta enviada, caso en el cual es preferible anexado o anexo.
En cuanto a la expresión en su defecto, el DRAE la registra como locución adverbial, con el siguiente significado: ‘a falta de la persona o cosa de que se habla, especialmente de algún requisito’. No registra en su efecto, que realmente no se usa, pero sí, en efecto, que significa ‘efectivamente, en realidad, de verdad’.
¿Por qué existe una y no otra? Suele pasar. Podemos hablar del más allá, la ‘vida eterna’, pero no solemos decir el más acá, ‘esta vida’. No toda frase tiene su correspondiente o paralela, porque el lenguaje no es una ciencia exacta, como las matemáticas, donde si hay +1 (más uno) necesariamente hay -1 (menos uno).
Participar de y en
Pregunta: ¿Participar de es lo mismo que participar en?, Pedro Elías Romero.
Respuesta: Participar de es ‘compartir algo con alguien’; por ejemplo, los accionistas participan de las utilidades o los padres participan de la alegría de los hijos que se gradúan o se casan.
Participar en es ‘intervenir, junto con otros, en algo’; por ejemplo, los accionistas participan en la asamblea o los invitados participan activamente en la reunión.
Hay una tercera opción, sin preposición, con el significado de ‘informar’, como cuando el presidente de la empresa participa el buen resultado de su gestión.
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