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Al Margen


El club de las esposas obedientes

29 de Junio de 2011

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Ilustración: Jorge Lewis

“La violencia doméstica se debe a que las esposas no obedecen las ordenes de sus maridos”.

 

No. Esta no es una frase pronunciada por algún miembro del Movimiento Machista Casanareño ni por el primer ministro italiano Silvio Berlusconi. Es de Maznah Taufik, una mujer malaya que, para deleite de algunos, acaba de fundar el Club de las Esposas Obedientes.

 

A comienzos de junio, unas 800 mujeres musulmanas residentes en Malasia se unieron en este singular club, con el fin de enseñarles a sus congéneres a ser sumisas y a mantener a sus esposos con una sonrisa de satisfacción dibujada en el rostro.

 

Eso es clave. Según Taufik, las esposas obedientes deben preocuparse por divertir a sus cónyuges, y no ocuparse tan solo de su ropa y su comida. Por eso, les sugiere recibirlos siempre con ropa sexy y una sonrisa seductora que invite a la intimidad.

 

De hecho, reducir los índices de infidelidad y divorcio es uno de los objetivos del club. Ummu Atirah, una mujer de 22 años miembro de la cofradía, afirma que el secreto para tener un matrimonio feliz y estable es que el marido viva sexualmente satisfecho.

 

Y así lo cree Rojaya Mohamad, otra de las fundadoras del club, que habla sin tapujos del asunto: “El sexo es un tabú en la sociedad asiática. Lo hemos subestimado en nuestro matrimonio, pero todo se reduce al sexo. Una buena esposa es una buena ‘sexoservidora’ de su esposo. ¿Qué hay de malo en ser una prostituta... de tu marido?”.

 

La idea del club de las esposas obedientes (y fogosas) es respaldada por un movimiento islámico radical llamado Ikhwan Global, criticado por diversos sectores políticos por retroceder a la época medieval e insultar a la mujer moderna.

 

En el 2009, este mismo grupo impulsó la creación de un club para defender la poligamia, aprovechando que la legislación les permite a los malayos musulmanes casarse hasta con cuatro mujeres. De ese grupo también hizo parte Taufik, de 48 años, madre de cinco hijos y segunda esposa de un polígamo.

 

Shahrizat Abdul Jalil, ministra de la Mujer de Malasia, cree que este tipo de organizaciones da una mala imagen del país, y considera desafortunado que, incluso hoy, algunas mujeres musulmanas ignoren sus derechos o sean culturalmente inhibidas para ejercerlos plenamente.

 

Pero a las esposas obedientes, fogosas y de maridos polígamos las ideas progresistas de la ministra las tienen sin cuidado. Ellas se plantan, firmes, en sus convicciones. “El Islam nos obliga a ser obedientes con nuestro marido. Diga lo que diga, tengo que seguirlo. Sería un pecado no obedecerlo y no hacerlo feliz”, afirma Atirah.

 

Eso las lleva a pensar que los abusos de los que eventualmente son víctimas se los buscan ellas mismas: “Sí, muy probablemente sea culpa suya (de la mujer), por no escuchar a su marido”, remata Taufik.

 

De manera que si Berlusconi quiere disfrutar a sus anchas de su harem o los machistas casanareños quieren que alguien les preste atención, una vista a los clubes de la poligamia y las esposas obedientes de Malasia no les vendría mal, con el perdón de la ministra.

 

(Fuentes: AP, BBC Mundo y lavanguardia.com)

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