Mirada Global
El caso Chevron (parte II)
25 de Octubre de 2013
Daniel Raisbeck |
En el año 2010, el fondo de inversión Burton Capital decidió invertir 16 millones de dólares para financiar a los demandantes del caso Chevron. A cambio, Burton debía recibir una participación del 5,5% de la suma establecida por el fallo final en contra de la petrolera, el cual emitió un juez ecuatoriano en el 2011 por más de 18.000 millones de dólares.
Sin embargo, el pasado abril, Christopher Bogart, CEO de Burton, declaró ante una corte en Nueva York que la firma de abogados estadounidense Patton Boggs, la cual ha participado en la demanda contra Chevron, lo engañó al ocultar su conocimiento de que un informe de daños presentado ante la corte ecuatoriana por un perito supuestamente independiente, el cual fue determinante para el fallo final, en realidad había sido escrito por los abogados de los demandantes.
En febrero del 2011, después de que el fallo en Ecuador fuera emitido, Chevron citó el informe del perito y otra evidencia de fraude al demandar en Nueva York a Steven Donziger, el demandante principal, y a los demás abogados de la contraparte, por haber cometido extorsión criminal, lavado de activos, manipulación indebida de testigos y otros actos que violan los estatutos de la Ley Federal en contra del Crimen Organizado. Si los demandantes son declarados culpables por el juez Lewis Kaplan del Distrito Sur de Nueva York en un juicio que comenzó el pasado 15 de octubre, será evidente que el fallo de la corte ecuatoriana no es legítimo.
Desde que fue presentada la demanda inicial contra Donziger y sus socios, ha surgido evidencia aún más comprometedora para los demandantes, pues parece indicar que estos escribieron de manera clandestina el fallo final de Zambrano en su propio favor.
Michael Goldhaber escribe en el diario Litigation Daily que los documentos presentados ante la corte por Chevron demostrarían que Alberto Guerra, un juez ecuatoriano que estuvo a cargo del caso antes que Zambrano, “recibió dos pagos (por mil dólares) de los demandantes al mismo tiempo que los demandantes intercambiaban correos acerca de pagarle a un titiritero (Zambrano presuntamente siendo el títere), que Guerra escribió nueve fallos preliminares como ‘redactor fantasma’ para Zambrano en el caso Chevron (y) que las huellas electrónicas de los demandantes aparecen en aproximadamente un tercio del fallo final de Zambrano” contra la petrolera.
Guerra también alega que los demandantes le pagaron medio millón de dólares a Zambrano para que este último les permitiera escribir a ellos mismos el fallo final (soborno que hasta ahora no ha sido comprobado).
Como si el caso de Chevron en Oriente no tuviera suficientes elementos picarescos, también está el factor de la geopolítica latinoamericana y la intervención de histriónicos líderes regionales como Rafael Correa y Cristina Fernández de Kirchner.
En noviembre del 2012, un juez argentino ordenó a las autoridades de su país embargar unos 19.000 millones de dólares de los activos de Chevron con base en el fallo ecuatoriano. No obstante, la decisión fue revocada por la Corte Suprema de Argentina el pasado mes de junio, muy posiblemente bajo presión política del gobierno de Fernández de Kirchner, el cual enfrenta una creciente inflación y menguantes reservas internacionales; en mayo, la petrolera argentina YPF -nacionalizada el año pasado tras la expulsión de la compañía española Repsol- “había llegado a un acuerdo” con Chevron para que esta invierta “hasta 1.500 millones de dólares” en la cuenca de Vaca Muerta, donde, como reporta Reuters, podría haber “una de las mayores reservas de hidrocarburos no convencionales del mundo”.
Mientras Fernández de Kirchner ha demostrado que su antiimperialismo tiene sus límites, dictados por el interés propio y la realidad económica, el presidente ecuatoriano Rafael Correa ha mantenido una línea dura contra Chevron. Pronto, tras ser elegido en el 2007, Correa declaró que en Oriente se había cometido un “crimen contra la humanidad” y contra “poblaciones enteras de la Amazonía”, afirmación que repitió el pasado septiembre desde Lago Agrio, posando frente a las cámaras con su mano derecha untada de lodo negro, al exhortar a los “ciudadanos conscientes del planeta” a que se abstengan de comprar “los productos de estos criminales de Chevron”.
Más allá de la tensión que ha creado el caso Chevron entre Correa y Fernández de Kirchner -durante su último encuentro, acordaron “disimular las fisuras en la relación bilateral y mantener la alianza bolivariana”, como reporta el diario La Nación- las declaraciones del Presidente ecuatoriano parecen confirmar la aserción de Mario Vargas Llosa, quien, a raíz del fallo contra el diario El Universo, escribió que los tribunales ecuatorianos son “poco confiables… en materia de justicia por lo enfeudados que están al poder político”.
En últimas, sin embargo, la decisión acerca de la legalidad del fallo ecuatoriano contra Chevron será tomada por el juez Kaplan en Nueva York.
Opina, Comenta