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Mirada Global


El caso Chevron (parte I)

25 de Octubre de 2013

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Daniel Raisbeck

 

 

El 14 de febrero del 2011, el juez Nicolás Zambrano de la corte de Lago Agrio (Ecuador) emitió un fallo obligando a la multinacional petrolera Chevron Corporation, la tercera compañía más grande de EE UU, a pagarle una suma mayor de 18.000 millones de dólares a varias tribus indígenas y otros grupos de demandantes que, representados por el abogado estadounidense Steven Donziger, exigían reparaciones de Chevron por haber causado el “desastre de Chernóbil amazónico”.

 

Como explica Patrick Radden Keefe en la revista The New Yorker, los demandantes sostienen que entre 1967 y 1992, Texaco, compañía adquirida por Chevron en el 2001, depositó 18.000 millones de galones de desechos tóxicos en la zona de Lago Agrio -a unos 17 kilómetros de la frontera con Colombia- y, tras su partida, dejó atrás cientos de pozos abiertos llenos de materiales tóxicos. Como consecuencia, argumentan, los indígenas y otros habitantes de la zona han sufrido de cáncer, defectos de nacimiento y abortos espontáneos; tribus enteras, dicen, están ad portas de la extinción.

 

Dada la titánica escala de la demanda colectiva contra Chevron y las prodigiosas habilidades del demandante principal como publicista, Donziger, egresado en 1991 de la Escuela de Derecho de Harvard, donde estudió y jugó baloncesto con Barack Obama, logró convertirse en una vedette de la izquierda metropolita y ambientalista en EE UU.

 

Como escribe Radden Keefe, Donziger no solo es elogiado por funcionarios de organizaciones como Human Rights Watch y Oxfam por su socorro a las indefensas tribus amazónicas supuestamente bajo el yugo de una colosal petrolera norteamericana, sino que también ha logrado que celebridades globales como el cantante inglés Sting y la actriz estadounidense Daryl Hannah apoyen su causa públicamente. Donziger también es el personaje principal de Crude, un documental acerca del caso contra Chevron hecho (tras una petición de Donziger) por Joe Berlinger, productor nominado al Premio Oscar en el 2012. Por ende, el lustre de Donziger entre los cruzados anti-industria es eclipsado tan solo por el de Al Gore y algunos otros activistas preeminentes.

 

No obstante, la evidencia presentada durante los últimos años en numerosas cortes federales estadounidenses ha socavado seriamente la bona fides de Donziger. A la vez, las pruebas del caso han puesto al descubierto el hecho de que, de las demandas contra compañías multinacionales en países tercermundistas, ha surgido una industria global en la cual inversiones de alto riesgo producen aún más altas utilidades, aseguradas en ciertas ocasiones por métodos ilícitos e intrigas internacionales dignas de El agente secreto de Joseph Conrad o cualquier novela de John le Carré.

 

Chevron y sus abogados de la firma neoyorquina Gibbson Dunn sostienen que, en 1995, Texaco admitió su responsabilidad por daños ambientales y, en un acuerdo con el gobierno ecuatoriano, cubrió los 40 millones de dólares del costo de la limpieza del 37 % de los pozos tóxicos de Lago Agrio, lo que correspondía a su participación en un consorcio que incluía a la petrolera estatal Petroecuador. Luego, se estableció un acuerdo en 1998 según el cual el gobierno ecuatoriano no haría responsable a Texaco de otros daños, así que, según Chevron, Texaco cumplió con sus obligaciones legales antes de ser adquirida. Por otro lado, los demandados mantienen que el fallo de la corte ecuatoriana contra la compañía no es aplicable, dado que fue obtenido por medios fraudulentos. Al menos en el último punto, la evidencia parecería darles la razón.

 

Después de que surgieran partes del metraje de la película de Berlinger -no incluidas en la versión final- en las que Donziger declara que “los jueces ecuatorianos son corruptos; es su derecho de nacimiento ser corruptos”, y que los datos científicos del caso son “tan solo humo y espejos y sandeces”, un juez de Nueva York le permitió a Gibbson Dunn interrogar a Donziger bajo juramento. Así se supo que este ha financiado su demanda al recurrir a la polémica industria emergente de “litigación financiera”, donde, como explica Radden Keefe, fondos de inversión proveen el capital necesario para sostener un litigio -usualmente contra grandes compañías- a cambio de una participación en las ganancias en caso de un fallo favorable y lucrativo.

 

En el 2010, Donziger logró que el fondo de inversión Burton Capital, el cual controla 300 millones de dólares, financiara la participación en el litigio contra Chevron de la prestigiosa firma de abogados washingtoniana Patton Boggs. Como escribe Roger Parloff en la revista Fortune, Burford acordó una inversión de 15 millones de dólares en el caso Chevron a cambio de una participación del 5,5 % de la suma otorgada en el fallo final.

 

Sin embargo, el pasado abril, Christopher Bogart, CEO de Burton, declaró bajo juramento que un socio de Patton Boggs le había brindado información “falsa y desorientadora” para que su firma pagara los cuatro millones de dólares iniciales de la inversión acordada.

 

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