Et cetera / Mirada Global
El “Brexit” y el principio del fin de la Unión Europea
28 de Marzo de 2016
Daniel Raisbeck |
El 23 de junio, los británicos votarán en un referendo para definir si el país se retira de la Unión Europea (UE). La cuestión del “Brexit”, sin embargo, ya ha dividido agriamente al Partido Conservador liderado por David Cameron, primer ministro desde el 2010.
Paradójicamente, Cameron se vio obligado a impulsar el referendo para unir a su partido antes de las elecciones parlamentarias de mayo del 2015. Los conservadores, de hecho, enfrentaban una insurgencia populista por parte del Partido de la Independencia para el Reino Unido (UKIP), liderado por el pendenciero - y también carismático - Nigel Farage.
Farage es un ex corredor de bolsa y autodenominado thatcherista. Según él, abandonó el Partido Conservador después de que John Major, sucesor de Margaret Thatcher como primer ministro conservador (1990-1997), firmara el Tratado de Maastricht, en 1991.
Este acuerdo creó oficialmente la UE sobre la estructura de la anterior Comunidad Europea, a la cual había ingresado el Reino Unido, en 1975, para tener acceso al “mercado único”. En Maastricht también se estableció la eventual introducción de la moneda única europea, el euro, adoptada inicialmente por algunos países en 1999.
Los conservadores thatcheristas denunciaron el acuerdo por ser un intento de crear un supraestado europeo poco democrático, a costa de la soberanía nacional y de la autonomía de “la madre de los parlamentos”. Thatcher misma había dicho – proféticamente - que el euro era un caballo de Troya engendrado para acelerar la unión política “por la puerta trasera”, y que la moneda única “devastaría” a las economías débiles de la eurozona.
Por otro lado, los conservadores eurófilos no solo apoyaban la creación de la moneda única, sino que también argumentaban que el Reino Unido debería descartar la libra esterlina y adoptar el euro.
Este sueño se vio frustrado el 16 de septiembre de 1992, el “miércoles negro”, cuando Gran Bretaña tuvo que abandonar el Mecanismo Europeo de Cambios, el cual reducía el margen de valor entre las monedas europeas y, como tal, era el precursor de facto del euro. El experimento de sujetar el valor de la libra al del marco alemán resultó ser desastroso.
Después de que el líder laborista Tony Blair expulsara a los conservadores del poder en 1997, la elección al Parlamento Europeo, en 1999, giró alrededor del euro. Blair defendía el ingreso de Gran Bretaña a la eurozona, y sufrió una contundente derrota ante los conservadores.
No obstante, la desunión entre conservadores euroescépticos y eurófilos contribuyó a los fuertes reveses ante Blair en las elecciones parlamentarias británicas del 2001 y del 2005.
Solo el moderado Cameron pudo recuperar la Cámara de los Comunes para su partido en el 2010. Pero su victoria fue parcial; tuvo que depender de una coalición con los liberales demócratas.
Esto coincidió con la crisis del euro en Grecia y otros países. Desde el Parlamento Europeo, Farage lanzó incendiarios discursos en contra de la Comisión Europea – el órgano ejecutivo de la UE – que se “viralizaron” en las redes sociales.
La insurgencia de Farage produjo numerosas deserciones de conservadores – incluyendo a dos parlamentarios – que se unieron a UKIP. La apuesta de Cameron fue ofrecer un referendo para decidir el asunto del “Brexit” y, a la vez, liderar la campaña para permanecer dentro de la UE.
Su cálculo se basaba en la premisa de que renegociaría exitosamente los términos de la membresía británica en la UE, especialmente para que el Reino Unido no tuviera que pagar subsidios a ciudadanos de otras nacionalidades europeas que no trabajan en Gran Bretaña.
Pero el Primer Ministro no contó con que sus colegas en el Consejo Europeo, 27 jefes de Estado que también enfrentan insurgencias euroescépticas en sus respectivos países, no cedieran prácticamente nada ante sus exigencias.
Tampoco contaba con que dos políticos altamente influyentes de su propio partido – el Ministro de Justicia y ex ministro de Educación Michael Gove, y el extremadamente popular Boris Johnson, actual alcalde de Londres – se pronunciaran a favor de dejar la UE.
Aunque las encuestas sugieren que una mayoría de británicos decidirá permanecer en la UE, la imparable ola migratoria desde Medio Oriente y África hacia Europa y la resistente inestabilidad que ha causado el euro en Grecia, sugieren que los proponentes del “Brexit” bien podrían ganar el 23 de junio.
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