Tribuna libre
Costo fiscal del servicio de aseo
06 de Septiembre de 2013
Jaime Castro |
La recolección de basuras en Bogotá anima el debate entre quienes son partidarios de que lo haga una entidad oficial o el sector privado. Afortunadamente la discusión tiene como base dos experiencias concretas y sus costos para el erario.
Durante décadas cumplió esa tarea la Edis, empresa pública, que produjo varias emergencias sanitarias y contribuyó a la quiebra de la ciudad, porque solo lograba sobrevivir sumando las tarifas que cobraba a los usuarios del servicio y las transferencias que recibía del Distrito. En el último presupuesto anual que ejecutó, las primeras valieron 25.000 millones de pesos y las segundas, 28.000 millones. Por esa razón, y porque la politiquería y la corrupción acompañaron parte de su gestión, en 1994 se liquidó la Edis, se privatizó la prestación del servicio y se decidió que se financiara con las tarifas que recaudaron los particulares y que serían las mismas que cobraba la desaparecida empresa oficial, con los reajustes periódicos que autorizara la ley, porque no fueron reajustadas. Además, el 18 % de dichas tarifas debía girarse a la Unidad de Servicios Públicos (UAESP), o sea al Distrito, para cubrir la operación del relleno Doña Juana y otros gastos de la citada unidad.
Petro decidió estatizar o distritalizar el servicio, entre otras razones, porque la ciudad debía hacer suyas las utilidades que percibían los contratistas particulares. Sin embargo, los resultados económicos del primer semestre del llamado operador público, que lo son la Empresa de Acueducto y Alcantarillado (EAAB) y una filial suya, Aguas Bogotá (AB), muestran apreciable detrimento patrimonial para el fisco capitalino. La EAAB ha gastado y comprometido, en apenas seis meses, cerca de 300.000 millones, en giros a la UAESP y a AB, compra de equipo, estudios, etc.
Como la EAAB es propiedad del Distrito, anualmente giraba sus utilidades al presupuesto de la ciudad. El año pasado, por este concepto, le giró más de 200.000 millones. Estos recursos ya no llegarán al Distrito, porque con ellos se financian los gastos que demanda el servicio de aseo. La UAESP tampoco recibirá los 30.000 millones anuales que percibía de las tarifas. La operación de Doña Juana, en adelante, la pagará la EAAB.
El hueco fiscal aquí resumido es grande. Además, la calidad del servicio ha empeorado. Estamos volviendo a las épocas de la Edis. ¿Qué pasará cuando el servicio, en un 100 %, esté en manos de empresa oficial? Hasta el momento, solo lo está en el 52 %. El restante 48 % lo siguen atendiendo los particulares, a quienes Petro sataniza en público, pero les ha renovado en tres ocasiones los contratos que tenían de tiempo atrás.
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