Al Margen
Contencioso virginal
12 de Mayo de 2014
La Virgen María Santísima del Amor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús El Rico (mejor conocida como la Virgen del Amor) fue condecorada el pasado Miércoles Santo por el Gobierno de España con la Medalla de Oro al Mérito Policial, el mayor reconocimiento que concede la Policía de ese país, por su dedicación, desvelo, solidaridad y sacrificio.
Aunque el artículo 16 de la Constitución española afirma que ninguna religión tendrá carácter estatal, el propio ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, firmó la orden de condecoración a la virgen, que fue impuesta en Málaga por el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez.
Pero días antes de que el funcionario ajustara el broche de la medalla sobre el sagrado pecho de la imagen tallada en madera de la santísima, las organizaciones Europa Laica y el Movimiento hacia un Estado Laico ya habían presentado una demanda ante la Sección Contencioso-Administrativa de la Audiencia Nacional, cuestionando la legalidad del reconocimiento.
Como el abogado del Estado rechazó contestar por escrito a la demanda, con el fin de agilizar el proceso, el Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo número 7 citó a audiencia para el próximo 11 de junio a las 10:10 a.m., en la cual se decidirá si la virgen merecía o no una condecoración por sus servicios policiales a la patria.
Los demandantes alegan que el Ejecutivo no puede concederle este tipo de reconocimientos a una figura religiosa, pues no es una persona, no tiene entidad jurídica y no es ni puede ser sujeto de derechos y obligaciones.
Al no ser persona, afirman, no es posible atribuirle a la Virgen del Amor los sacrificios o hechos valerosos propios de quienes se hacen acreedores de esta orden: “No puede predicarse de ella la muerte o la mutilación ni en acto de servicio ni en ningún otro, y por lo mismo tampoco ha podido realizar ninguno de los servicios, comportamientos o actuaciones” previstos en la ley, afirman en el libelo.
Y previendo contraataques formales, agregan: “Si bien es cierto que la concesión de una condecoración no constituye un acto reglado de la Administración, sino discrecional, no es menos cierto que el acto debe enmarcarse dentro de la ley que lo regula. Y en el supuesto de autos, el acto traspasa la barrera de la discrecionalidad para adentrarse en el campo de la arbitrariedad”, e incluso de la irracionalidad, añaden.
De hecho, las organizaciones recordaron que el Tribunal Supremo ha señalado que las distinciones y recompensas son un modo de fomentar comportamientos beneficiosos para los intereses generales, “finalidad que sólo se cumple si son otorgadas a personas que puedan adoptar esos comportamientos para que sigan manteniéndolos y para servir de ejemplo a otras”. Así las cosas, la virgen no tendría capacidad para dedicarse, desvelarse y sacrificarse por la institución policial, ni para mantener solidaridad con ese cuerpo, que son las calidades por las que se le otorgó la medalla.
La polémica por la mezcla de los asuntos religiosos con los estatales también llegó hasta el Senado. En el acto en el que el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, explicó ante la Comisión de Interior el plan estratégico de la entidad, el senador socialista Enrique Cascallana no solo cuestionó el otorgamiento de la medalla a la virgen, sino el hecho de que en actos oficiales de la Policía, como el homenaje a los caídos, se entonen canciones religiosas, en lugar de la tradicional marcha fúnebre de Chopin. Según información de prensa, en estos casos se obliga a todos los funcionarios que participen en el acto a memorizar las estrofas del cántico o, en su defecto, mover los labios. Claro, el que no los movió fue Cosidó, que, ante los cuestionamientos, guardó absoluto silencio.
(Fuentes: eldiario.es y vozpopuli.com)
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