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Actualizado hace 17 hours | ISSN: 2805-6396

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Columnistas


Augurio para una fiesta feliz

13 de Diciembre de 2013

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Julio César Carrillo Guarín

Julio César Carrillo Guarín

Asesor en Derecho Laboral, Seguridad Social y Civilidad Empresarial.

carrillocia@etb.net.co

 

 

 

El final del año calendario, entre la magia de la navidad y el comienzo del nuevo ciclo, se revive el tiempo para el augurio favorable, para los buenos deseos. La promesa renovada y las buenas intenciones son propicias; mientras el encuentro de afectos energiza la búsqueda inacabada por ser felices.

 

Pasan los segundos y las horas... El reloj marca el discurrir inexorable del tiempo... La anualidad llega a su fin: ¡son las 12! Pero lo que está por hacerse sigue ahí. Lo que queremos que se logre, sigue ahí: eliminar la pobreza, erradicar la violencia, poner fin a la guerra, incrementar las oportunidades, reforzar el respeto por las libertades básicas... Construir con la máxima frecuencia historias del dar más que del recibir.

 

Lo mejor del relato es que el momento nos concede el derecho para volver a empezar. Es la oportunidad para reconocer la tontería de los debates tontos... El sinsentido de agredir para imponerme... La vacuidad del poder para mostrar soberbia...

 

Y por ello, uno desea lo mejor para todos, se siente invitado a hacerlo.

 

En esta perspectiva, es mi buen augurio que si usted tiene al menos un trabajador, sea feliz haciéndolo feliz con una subordinación que traduzca respeto por lo digno, sin perder exigencia razonada, canalizando la buena intención con el cumplimiento de lo normativo como punto de partida.

 

Proyecte desde ya la materialización de este buen augurio y revise lo que falta por hacer.

 

No lo olvide: a 31 de diciembre liquide el auxilio de cesantía (un mes de salario) y consígnelo en un fondo antes del 15 de febrero. Sobre el auxilio liquidado, reconozca intereses del 12 % anual antes del 31 de enero. Si el trabajador devenga hasta dos salarios mínimos mensuales legales vigentes (SMMLV) reconozca el auxilio mensual de transporte y suminístrele calzado y vestido de labor en abril, agosto y diciembre. En junio y diciembre, acuérdese de la prima de servicios (15 días de salario); si ya laboró un año, prográmele las vacaciones (15 días hábiles de descanso o la mitad en dinero). Si por estricta necesidad del servicio le ayuda en día domingo, páguele la remuneración adicional del 1,75 o el descanso compensatorio, cuando la tarea ocurra hasta dos veces al mes, o ambos beneficios, cuando esta se realice en tres domingos o más de la misma mensualidad. Cuando labore entre las 10:00 p.m. y las 6:00 a.m., no olvide el recargo del 1,35 y, si no es de dirección confianza y manejo y trabajó más de la jornada máxima, reconózcale horas extras a 1,25 (las diurnas) y a 1,75 (las nocturnas).

 

Y desde luego, organice primero la fiesta de la protección social: afílielo a pensiones, salud, riesgos laborales y caja de compensación y pague oportunamente los aportes.

 

Si usted es el trabajador, exprese gratitud a través de la calidad y la corrección de su servicio, promueva cooperación, ayude a construir confianza desde la transparencia, apoye a su empleador, no se acomode... Sea leal con la oportunidad concedida, sienta el esfuerzo colectivo como propio.

 

Y todos, como entonando un villancico, así no tengan a la mano la partitura del código, acudan a “san Google” y relean con místico disfrute los artículos 57 a 60 del Código Sustantivo del Trabajo, para concluir con la exaltación del principio de la buena fe (art. 55) y con el reconocimiento mutuo al que alude el artículo 56; de suerte que el esfuerzo conjunto ayude a promover empleabilidad para quienes, desde la orilla del desempleo o de la esclavitud, añoran trabajo digno como un derecho vital.

 

Y ahora sí... Que vengan las tarjetas, los adornos, los regalos y el jolgorio.

 

Se dirá que esto ya se sabe, que no es necesario reiterarlo; pero vale la pena hacerlo, de la misma manera que cada año, sin sentirnos repetitivos, expresamos el regocijo por los buenos deseos y por la voluntad de revisar y cambiar para mejorar, mientras los símbolos de la navidad y del fin de año son desempolvados una vez más con renovada energía, como si fuera la primera vez.

 

No perdamos el impulso. Soñemos con el posconflicto como una verdadera fiesta. También desde las relaciones laborales hagámosle fuerza a la paz, como si fuera a la selección Colombia. Al fin y al cabo, la paz es “un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento” (C. P., art. 22) que sintetiza el mejor de los augurios.

Digamos desde lo laboral: ¡Feliz fiesta de humanidad!

 

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