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Asuntos Internacionales, la nueva práctica jurídica de Moncada Abogados
21 de Junio de 2017
Recientemente, la firma Moncada Abogados presentó su nueva área de práctica en Asuntos Internacionales, que fue iniciada por el sobresaliente jurista Juan Daniel Jaramillo Ortiz, fallecido el pasado mes de diciembre, en Ámsterdam (Holanda), a los 54 años de edad.
Moncada busca afianzarse en el sector legal colombiano con esta nueva oferta de servicios legales en el ámbito de los asuntos jurídicos internacionales, ahora bajo la dirección del experto Andrés Barreto González y con apoyo del jurista italiano Guido Piazzoni, egresado de Roma III (Italia) y de Leiden (Países Bajos).
De acuerdo con Barreto, “ofrecemos a nuestros clientes experiencia práctica y académica en los asuntos internacionales, que comprende temas tan variados como el derecho internacional económico y la solución de controversias, y otros asuntos actuales de responsabilidad internacional ambiental, de empresa y de derechos humanos, así como el revisionismo que se está dando sobre tratados en materia de comercio, corresponsabilidad y compliance”.
En su opinión, el Derecho Internacional de hoy no se reduce a temas entre Estados y, mucho menos, al limitado portafolio de hidrocarburos y migratorio.
ÁMBITO JURÍDICO: ¿Cómo es la práctica de Derecho Internacional en nuestro medio?
Andrés Barreto González: Algunas firmas colombianas ofrecen servicios tradicionales en esta área, aunque frecuentemente la reducen a propiedad intelectual, hidrocarburos, inversión extranjera y migratorio. Las cosas están cambiando: tenemos más personas preparadas en Derecho Internacional, hay mayor información de lo que ocurre en el mundo, y el mercado ofrece profesionales con destrezas jurídicas globales, cuya presencia indica que la práctica va más allá de Estados, cancillerías y tratados, y es lo que Moncada Abogados quiere demostrar.
Á. J.: Muchas personas piensan que Derecho Internacional equivale a conflictos fronterizos.
A. B. G.: Hasta hace poco, se creía que internacional era un tema lejano o que, en el más familiar de los casos, se restringía a trabajar en un ministerio, ingresar a carrera diplomática, lograr un cargo en el exterior o, quizá, dedicarse a la academia. Algunas firmas de abogados, por su parte, han reducido lo internacional a internacional privado. Pero el asunto hoy es más interesante, más dinámico y más problemático.
Á. J.: ¿Cómo así problemático?
A. B. G.: Sí, hay una cuestión latente y es que la doctrina no está interactuando con la jurisprudencia. Eso es muy malo en un momento de nuestra vida nacional en el que las cortes podrían estar malinterpretando algunos temas que requieren debate: inmunidad de jurisdicción, imposibilidad de ejecutar sentencias, dualismo al integrar los tratados, constitucionalidad de algunos instrumentos y daños generados con la aplicación de tales instrumentos, para solo mencionar algunos temas.
Á. J.: ¿Qué decir de la enseñanza del Derecho Internacional?
A. B. G.: Ahora, tenemos más programas de especialización y maestría en Derecho Internacional, en asuntos internacionales y en política exterior, y también más profesionales bilingües. Otros factores se suman a esa dinámica: lo que está sucediendo en la Corte Internacional de Justicia, en los casos de Nicaragua contra Colombia, las crisis migratorias, el proceso de paz, las preocupaciones ambientales y los tratados de libre comercio han generado implicaciones positivas y negativas en nuestros países y, por lo tanto, mayor atención en los asuntos legales internacionales. Y hay que añadir la coyuntura de cambio de gobierno en EE UU, que hace evidente que la problemática en este campo no es del resorte exclusivo de la Cancillería, del sector público o del Gobierno Nacional.
Á. J.: En ese contexto, ¿cuáles son los aspectos de mayor interés en el debate actual?
A. B. G.: La responsabilidad ambiental es tema estrella de la agenda mundial en los años venideros, incluso estamos ad portas de una jurisdicción internacional especializada que prevenga y juzgue la devastación ambiental que estamos viviendo. Así mismo, los temas de derechos humanos y empresa dejaron de ser domésticos o de imposibilidad de acción por la inexistencia de responsabilidad penal de las personas jurídicas. Por ejemplo, el procurador general de la Nación, Fernando Carrillo, se la está jugando con un proyecto de ley en ese sentido.
Á. J.: Se habla mucho de la revisión de los tratados de libre comercio (TLC) suscritos por Colombia. ¿Qué nos espera en este aspecto?
A. B. G.: Así es. El péndulo vuelve hacia la revisión de los TLC y a la neutralización o compensación de sus consecuencias económicas, sociales y políticas. A eso se suman los cambios de régimen jurídico, por fenómenos como el brexit o la debilidad de la Organización Mundial del Comercio, así como del derecho comunitario europeo y andino, lo que implica casos importantes en los que los despachos de abogados tendrán mucho que aportar. Nos esperan debates adicionales: el daño especial por cuestiones asociadas a la inmunidad de jurisdicción, las discusiones sobre justicia transicional y justicia especial para la paz, el ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el compliance y el volcamiento que se ha dado hacia la diplomacia paralela de ciudades, empresas y regiones versus Estados, lo que hace que el panorama sea rico en materia de asuntos internacionales.
Á. J.: ¿Qué tan preocupante son para el Derecho Internacional las posiciones recientes que ha asumido el presidente de EE UU, Donald Trump, frente al cambio climático?
A. B. G.: Son preocupantes, en el sentido de que el Derecho Internacional ambiental poco a poco se ha ido consolidando como un tema autónomo en materia de asuntos internacionales, y está influyendo en el concepto clásico que tenemos sobre las fuentes del Derecho Internacional la llamada transición del derecho flexible (soft law) hacia cuestiones de derecho duro, además de la conciencia internacional que esperamos se convierta en una suerte de opinio iuris en cuanto a que los temas ambientales son de relevancia jurídica internacional afectan elementos comunes de la humanidad y requieren una corresponsabilidad. Por ende, deben ser exigibles, bien sea a través de la costumbre, los tratados y/o la creación de una jurisdicción internacional especializada sobre la materia.
La no ratificación del Acuerdo de París COP21 por parte de EE UU sería muy grave, no solo por el mensaje político y la legitimidad internacional, sino por el hecho de que, por primera vez, se lograban compromisos y exigencias puntuales en un instrumento internacional en donde los dos principales generadores de emisiones (China y EE UU) estaban comprometidos con la reducción, la mitigación y la corresponsabilidad.
Es un mensaje muy desalentador, pero, sobre todo, una gran torpeza diplomática y política.
Á. J.: Casos como el de Siria han puesto bajo la lupa la utilidad del Derecho Internacional para mantener la paz mundial, uno de los objetivos de esta disciplina. ¿Perdió el examen el Derecho Internacional en esa materia?
A. B. G.: Lo de Siria es una gran vergüenza internacional, pero ello no responde a una crisis del Derecho Internacional. Los instrumentos jurídicos existen y están a disposición de los Estados, otra cosa es que la política internacional se mueva a un ritmo diferente y se rija por unos métodos distintos.
La situación en Siria más bien reveló algo que ya estaba haciendo crisis en el sistema y es la desactualización de la Carta de las Naciones Unidas, el fracaso del Consejo de Seguridad y el bloqueo absoluto para las intervenciones humanitarias o la toma de decisiones en materia del bien común, los derechos colectivos o la protección humanitaria.
Para nadie es deseable que situaciones como las de Siria se presenten, pero estas hacen parte de un ajedrez político al que el Derecho Internacional no puede hacerle frente de manera individual.
Á. J.: ¿Qué busca Moncada Abogados con su nueva práctica en Derecho Internacional?
A. B. G.: Juan Daniel Jaramillo Ortiz fue un jurista colombiano de talla global que asesoró Estados y organizaciones internacionales y ejerció el Derecho Internacional en instancias muy especializadas. Él dejó las bases en Moncada Abogados para una red de convenios y alianzas con algunas reconocidas firmas legales globales en Londres (Reino Unido), Ámsterdam (Países Bajos), Madrid (España) y Roma (Italia). Fue un hombre de visión, que quiso volver práctico un ejercicio que en Colombia siempre ha sido restringido. Nosotros vamos a retomar ese legado, va a continuar esa premisa de excelencia jurídica y vamos a convertir en realidad las ideas de Juan Daniel. El despacho pronto anunciará cuál es camino por recorrer.
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