Anecdotario Político
Anecdotario Político 374
26 de Julio de 2013
Benjamín Ardila Duarte
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Lord Grey of Fallodon, tan citado en Londres antes de la guerra, precisó sobre los gabinetes ejecutivos: “Un ministro, acuciado por los trabajos administrativos de un gran servicio público, debe sorprenderse con frecuencia al enterarse de los planes esmeradamente elaborados, los motivos profundos y secretos que sus críticos o admiradores le atribuyen. Los espectadores, exentos de toda responsabilidad, tienen tiempo para inventar y atribuyen a los ministros muchas cosas que los ministros, en cambio, no han tenido tiempo de inventar, aunque hayan sido lo bastante inteligentes para hacerlo.
El Libertador, Bolívar, era un estadista letrado. O’leary lo describe así: “Hablaba mucho y bien; poseía el raro don de la conversación, y gustaba de referir anécdotas de su vida pasada. Su estilo era florido y correcto; sus discursos y sus escritos están llenos de imágenes atrevidas y originales. Sus proclamas son modelo de elocuencia militar. Hablaba y escribía francés correctamente, e italiano con bastante perfección; de inglés sabía poco, apenas lo suficiente para entender lo que leía. Conocía a fondo los clásicos griegos y latinos, que había estudiado, y los leía siempre con gusto en las buenas traducciones”.
Nuestro profesor Maurice Duverger recuerda que la Política es la ciencia del gobierno de los Estados desde 1870, según Littré. Además, al decir de Robert, es el arte y práctica de la administración de las sociedades humanas. Y anota que casi todos la ven como ciencia del poder organizado en las comunidades.
El Rey Alfonso XIII condecoró a Unamuno, quien le agradeció la Gran Cruz y dijo que era lógico el otorgamiento, porque la merecía. El monarca observó que, extrañamente, todos los condecorados declaraban no merecerla. Miguel de Unamuno le respondió que tenían razón.
Antonio Carro Martínez explica que el ceremonial, el halago y las presiones deformadoras de la realidad son los grandes aislantes entre los gobernantes y la opinión. Enumera, también, como armas de la propaganda la repetición, el símbolo, la exageración, la psicología de las emociones, el humor, la ironía y la mentira. Y añade: a) la política vive crisis perpetua, porque se está renovando la materia prima que le sirve de base; b) el diagnóstico médico es más fácil que el diagnóstico político; y c) las masas aprueban, clamorosamente, lo que antes rechazaban con las armas en la mano.
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