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Actualizado hace 15 minutes | ISSN: 2805-6396

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Anecdotario Político


Anecdotario Político 359

28 de Diciembre de 2012

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Nota:
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Benjamín Ardila Duarte

Benjamín Ardila Duarte

 

 

 

 

 

Recientemente, Eduardo Lora, en Moral tributaria expresó: “Los latinoamericanos se las arreglan para evadir la mitad de los impuestos a la renta que deberían pagar. La evasión contribuye a que la recaudación del impuesto de renta a las personas en América Latina sea solo 1,4 % del PIB, mientras que en los países desarrollados alcanza 9,4 % del PIB. Las empresas también evaden cerca de 50 % de los impuestos a las ganancias, que en América Latina generan ingresos fiscales de solo 3,6 % del PIB. Debido a la baja recaudación del impuesto a la renta, los gobiernos acuden en forma exagerada a otros impuestos que son más fáciles de recaudar pero que son menos progresivos y que generan más informalidad, como el IVA y los impuestos a la nómina”.

 

Los países comunistas nacionalizaron las áreas fundamentales de la economía en sus revoluciones. Por ello dijo el colombiano Guillermo Hernández Rodríguez en su libro sobre la alternación: “El desarrollo de las instituciones paraestatales en Colombia es perceptible a los sentidos. Viajando a Zipaquirá por comisión de la Cámara de Representantes con una delegación del parlamento Checoeslovaco que nos visitó, al responder a sus interrogaciones tuve que indicar como paraestatales: Hotel Tequendama, Hospital Militar, Energía Eléctrica, buses distritales, colegios de la avenida de Chile, la autopista, el ferrocarril, Tibitó, la planta de soda, las salinas de Zipaquirá, etc. Como a muchas preguntas respondía yo diciendo que se trataba de empresas del Estado, muy sorprendidos contrainterrogaron: ‘¿Y cuándo hicieron en Colombia la revolución?”.

 

El ministro Rafael Pardo Rueda ha dicho que nadie en el gobierno presente está pensando en aumentar la edad para acceder a la pensión. En EE UU, al señalar sesenta años para pensionar a las mujeres, se creyó que los costos serían asombrosos al registrar a las señoras. Pero no: la prensa informó entonces que pocas señoras decían tener esa edad. Wilde lo había precisado: “De una mujer que declare su verdadera edad se puede esperar cualquier cosa”.

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