Anecdotario político

Benjamín Ardila Duarte

El racismo en Colombia no es tan agudo como en otras partes del continente. Sin embargo, hay regiones en donde los habitantes se creen aristócratas españoles. Ello explica por qué el Alacrán Posada y Murillo Toro dijeron que aquí todos somos café con leche: unos con más café y otros con más leche.

Ortega y Gasset, en la misión de la universidad, decía a los alumnos: “Si ustedes pretenden actuar en la vida pública sin prepararse antes debidamente, pasará esto: como actuar en la vida pública es actuar sobre la gran masa nacional y ustedes, sin forma, no son un grupo fuerte y orgánico, sino una pequeña masa, se cumplirán las leyes inexorables de la mecánica histórica, que son, en este punto, idénticas a la material: la masa mayor aplastará a la menor. Una generación en forma puede lograr lo que siglos sin ella no consiguieron”.

Las llamadas chuzadas son, lamentablemente, antiguas. Alberto Lleras las denunció durante el gobierno militar así: “Los colombianos no pueden escoger libremente sus fuentes de información y de orientación ni dentro del país ni fuera de él… Cuando alguien quiere hablar en Colombia sobre las cosas de la patria, ha de reunirse con las formalidades de una fiesta social, y su voz no puede traspasar los implacables muros que todo acto, político o no, del gobierno, salta ágilmente con los medios de comunicación más modernos, comprados con las contribuciones de todos”.

El sentido social del Estado y de la economía moderna lo anotó Fabián Escapé en La sociedad opulenta de Galbraith, así: “La riqueza de las sociedades no puede medirse exclusivamente por el número de automóviles, televisores o aparatos de alta fidelidad. La inversión que se haga para hacer decente la vida de la comunidad, para eliminar la ignorancia, para alargar la vida y hacerla más llevadera, son inversiones de orden preferente”.