Anecdotario Político
Anecdotario político 344
23 de Abril de 2012
Benjamín Ardila Duarte
|
José Mejía y Mejía, apellidado Jota, fue escritor y congresista antioqueño, de garganta violenta y acerada pluma. En memorable debate, un médico eminente le recordó haber sido el galeno de su distinguida y numerosa familia paisa. Jota respondió: “Es cierto honorable senador que usted fue médico de mi numerosísima familia y lo es también que el único sobreviviente soy yo, que no me he dejado recetar de su señoría”.
En amigable conversación de latinoamericanos en París, cada uno alegaba que el himno de su patria era el segundo después de la Marsellesa. El contertulio argentino no discutió el tema porque, según él, el himno argentino está antes y por encima del canto nacional francés.
Un acucioso Ministro de Hacienda, no lejano en la vida económica de la República, le pidió a un Contralor General que arreglara la Contraloría y que le hiciera una reforma en profundidad. El nuevo vigilante del gasto público mandó pintar el edificio, arreglar las ventanas, mejorar las escaleras y limpiar el sótano.
El líder izquierdista y abogado de sindicatos Diego Montaña Cuéllar fue hombre elegante, de fácil palabra y de prosa pulida. Un día discutió con algún crítico, quien le observó que tenía pinta de oligarca por su chaqueta de gamuza y su corbata francesa. Montaña Cuéllar le dijo: “Yo me visto bien y tengo proletarizada la conciencia”.
Contaba Ñito Restrepo que al hablar sobre grandes oradores con don Carlos Holguín, citaban a los mejores, pero el expresidente no se refirió a Rojas Garrido, hijo epónimo del Tolima Grande. Pero el exmandatario apuntó: “Yo no olvido a Rojas Garrido. Imposible olvidarlo al hablar de oratoria. Simplemente lo excluyo de toda comparación, porque lo que le dio Dios a ese hombre de la garganta a la boca no se lo ha dado a nadie que yo haya escuchado. Y eso que yo conozco a Emilio Castelar”.
Opina, Comenta