Anecdotario Político
Anecdotario Político 337
19 de Enero de 2012
Benjamín Ardila Duarte Especial para ÁMBITO JURÍDICO
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Es común que un político inteligente y popular salude a cada persona por su nombre. El estadista mexicano Lázaro Cárdenas aludía a cada intelectual, a cada escritor, por el título del libro que el letrado hubiera escrito, y así tenía un éxito superior.
Otto de Habsburgo – heredero al trono vacío de Austria–Hungría – estuvo en Bogotá hace medio siglo y acaba de morir, a los 98 años. Dictó conferencias y batalló por la Unión Europea. Lo despidieron con solemnes funerales, a los cuales se refería su antepasado Carlos VI, así: “Estas fiestas son tan bellas, que yo marcharía con gusto detrás de mi propio sarcófago”.
La crisis italiana de estos días destapó que los parlamentarios abusan en prebendas, como peluqueros costosos. También se anotó que ocho millones de italianos viven en la pobreza, mientras los congresistas se hacen reembolsar los anteojos y las curas termales. Un libro titulado La casta, de Antonio Stella y Sergio Rizzo, ataca esa nueva clase social y vuelve a pedir la circulación de las elites, la nueva clase dirigente y la ética política, como lo hacía su paisano Pareto hace 100 años.
En un libro intitulado Un desconocido llamado Chirac, el autor Desjardins dice que para disparar el consumo y toda la economía, se piensa en disminuir la presión fiscal sobre las rentas de trabajo, lo cual permite un impulso de la demanda, consecuencialmente de la producción y, enseguida, una disminución del desempleo, que es la principal causa de la inflación.
Para presentar el presupuesto de su época, Giscard, muy vanidoso y aristócrata ministro de finanzas, habló tres horas y media, sin notas, cuadros ni papeles, con las manos colocadas sobre el atril. La propaganda de su oficina lo presentó en los referidos términos, pero cometió el error de decir que Poincaré lo había hecho en 1920 durante siete horas, y así le dejó la gloria por mitad al futuro presidente francés.
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