Anecdotario Político
Anecdotario Político 333
08 de Noviembre de 2011
Benjamín Ardila Duarte
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Al registrar epitafios, el autor Fernando Sánchez Torres – en Memorias de un octogenario – encuentra dos muy originales en mármol de eternidad: el de Miguel de Unamuno, “… Solo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo”, y en la tumba de Petronila Calvache, escribió su esposo: “… fallecida el 11 de septiembre de 2008; ella encontró su paz y yo la mía”.
En la Universidad Nacional de Colombia dictaba cátedra jurídica el doctor Rafael Escallón, conservador mimado con altos cargos por la República Liberal. En su clase aludió al “año en que nos caímos”, y el alumno Carlos Albornoz Rosas, después ministro y orador nariñense, le dijo: “Cuando nos caímos usted cayó parado”.
El doctor Alfonso López Michelsen, en su crítica al Frente Nacional y a la alternación, en 1958 expresó: “La prueba de fuego no está en gobernar sin oposición o gobernar contra ella, sino en gobernar con ella; como una limitación necesaria y obligada a la acción del gobierno dentro del proceso democrático, que consiste en vivir en paz no solamente con quienes comparten nuestras opiniones, sino con aquellos que las combaten y aspiran a imponernos las suyas”. Esta es la mejor definición de la democracia, nos dijo el doctor Tito Livio Caldas.
En Italia, un ateo, entre ecologista y crítico, señalaba al Coliseo Romano como un sitio donde los cristianos, cruelmente, mataban a los leones.
El profesor Jesús María Yepes, delegado de Colombia a la conferencia de San Francisco, hizo incorporar en la Carta de la ONU, en 1945, la buena fe como principio normativo de toda la vida internacional. Nicolson había señalado como virtudes del diplomático la veracidad, la precisión, la calma, el buen carácter, la paciencia, la modestia y la lealtad. Se redondeó así el complemento lógico para la comunidad internacional y para quienes en ella trabajan.
Cuando los franceses, en 1958, expidieron su Constitución Nacional en rápidas deliberaciones, sin humildad dijeron haber elaborado “en seis semanas, lo que los ingleses han cumplido en seis siglos”.
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