Anecdotario Político
Anecdotario Político
06 de Enero de 2015
Benjamín Ardila Duarte
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Hay revoluciones silenciosas que cambian un país o su historia sin hechos sangrientos. De Lisle decía: “Entre mayor sea la violencia menor será la revolución”. Y Lord Beaconsfield, líder inglés durante treinta años, repetía: “El deber del hombre de Estado es efectuar por medios pacíficos y constitucionales todo lo que haría una revolución por medios violentos”.
La Seguridad Social fue creada por Bismarck en Alemania, hace más de cien años. Pero para los colombianos, en 1819 y en Angostura, Bolívar la enunció así: “El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de Seguridad Social, y mayor suma de estabilidad política”.
La usura legalizada, como decía Clemenceau, es el préstamo con elevado interés. En Colombia Judas Tadeo Landínez, por su quiebra en el siglo XIX, y Montellano, en la novela Pax de Marroquín y de Groot, la inmortalizaron, lo mismo que en Balzac en Francia. Y don Jorge Holguín les decía a sus hijos que los Bancos no son entidades de beneficencia.
En 1900 se funda en Inglaterra el Partido Laborista, que recoge las corrientes avanzadas del siglo anterior. Empero, Baldomero Sanín Cano, en su libro De mi vida y otras vidas, dice que en 1894 el estadista inglés Jenner le observó: “No se sorprenda, me dijo, pasándome la mano familiarmente sobre el hombro, casi todas las personas decentes hoy son socialistas”.
El general Rafael Reyes meditaba en sus reformas propuestas en 1904. Pero la Cámara desintegró el quórum, no había presupuesto ni aprobaba las facultades extras. El mandatario, enérgicamente, se enfrentó a las cámaras legislativas. Su amigo Guillermo Valencia le señaló un duro camino: “Presidente, desde los tiempos de Cromwell, los gobiernos arriendan las casas de los parlamentarios hostiles”.
Luego del asesinato de Luther King, el demócrata Robert F. Kennedy predicó: “No debemos contestar la violencia con la violencia, porque ella destruye y nada crea. Mantengamos la fe en que, por encima de la brutalidad de la fuerza, las ideas impondrán su virtualidad creadora.
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