“Hoy me condenaron injustamente a mí. Mañana le puede tocar a usted”: Sigifredo López
12 de Diciembre de 2012
El exdiputado de la Asamblea del Valle confía en que la Fiscalía determine quiénes estuvieron detrás de los testigos falsos que lo acusaron. Quiere saber por qué lo incriminaron y con qué propósitos.
En 1894, el capitán del ejército francés, Alfred Dreyfus, fue acusado de espionaje, sentenciado a prisión perpetua por un tribunal militar y enviado a una cárcel en la Guyana Francesa.
La única evidencia en su contra era un trozo de papel dirigido al mayor Max Von Schrartskoppen, agregado militar de Alemania en París, que fue encontrado en una cesta de basura y cuya caligrafía se asemejaba a la Dreyfus.
Durante el juicio, la muchedumbre, incitada por la prensa antisemita, hostigaba a Dreyfus con gritos e insultos y daba por hecho su culpabilidad. Toda Francia sabía que era inocente, pero políticamente no era conveniente dejarlo en libertad.
Con esta historia compara el exdiputado de la Asamblea del Valle Sigifredo López los casi cuatro meses de señalamientos que debió soportar, tras ser acusado de participar en el secuestro de sus 11 colegas exdiputados que murieron a manos de las FARC el 18 de junio del 2007 y con quienes permaneció en cautiverio desde el 11 de abril del 2002.
Luego de recuperar su libertad por decisión de las FARC, el 5 de febrero del 2009, López retomó su vida en la ciudad de Cali, junto a su esposa, Patricia, y sus hijos Lucas y Sergio.
Sin embargo, en la noche del 4 de mayo del 2012, el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía lo capturó en su hogar y lo envió esposado con rumbo a la Unidad de Derechos Humanos, con sede en Bogotá, donde se hizo efectiva la orden de detención.
A López lo acusaban de rebelión, perfidia, toma de rehenes y homicidio. Además, se le señaló como coautor de la muerte del agente de la Policía Carlos Alberto Cendales, quien fue asesinado durante el operativo de secuestro de los diputados del Valle.
La noticia sacudió al país. Los medios le dieron primera plana y gran despliegue a la captura de López, que fue recibida con asombro por la opinión pública, pues no era posible entender cómo un hombre pudo entregar a las FARC a sus compañeros de Asamblea y soportar, junto con ellos, siete de años de secuestro.
A pesar de lo inconcebible que resultaba esta idea, el Fiscal 38 de la Unidad de Derechos Humanos, que ordenó su captura, afirmaba tener pruebas fehacientes de la participación de López en el secuestro, entre ellas los testimonios de varios guerrilleros desmovilizados y un video en el que, supuestamente, el entonces diputado explicaba el plan.
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En un apartamento sencillo del norte de Bogotá, sin mayores muebles y accesorios, reposa una fotografía del día en que las FARC liberaron a Sigfredo López. En la imagen, el exdiputado se abraza con sus dos hijos y recibe una rosa que uno de ellos le regala.
En ese lugar viven López y su familia, desde que la Fiscalía le revocó la medida de aseguramiento, el pasado 14 de agosto.
“Me causaron un daño muy grande, fue una situación muy difícil. Aquí en Colombia no respetan la dignidad de las personas y mucho menos de las víctimas. Los medios tuvieron un cubrimiento perverso de la situación, manipulado, cambiado. Un medio en particular pone a la brava mi nariz en un video y dice que ese era yo, ‘la famosa aprueba reina”, comenta.
El exdiputado asegura que el proceso fue doloroso, que el dañó que se le causó fue irremediable, pero que espera que la Fiscalía determine quiénes estuvieron detrás de los testigos falsos que lo acusaron. Quiere saber por qué lo incriminaron, con qué propósitos.
“Fue muy duro, a mis hijos en la calles les gritaban guerrilleros, asesinos. A mi mamá casi me la matan con esas imágenes en la televisión. Mi familia aún sigue lastimada, pero afortunadamente todo salió bien”, agrega.
La decisión de su libertad se tomó después de que la Fiscalía considerara que los cuatro testimonios que se tuvieron en cuenta para asegurarlo “presentaban incoherencias y contradicciones” que no los hacían confiables.
Sobre el polémico video en el que un hombre con un perfil muy similar al suyo le imparte instrucciones a un grupo de guerrilleros para tomarse la Asamblea del Valle, el organismo aseguró que era “dudoso”. Incluso, un cotejo practicado por el FBI comprobó que la voz del hombre que aparece en él no correspondía a la de López.
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López es consciente de que el desenlace de su historia hubiera sido diferente, si no fuera un personaje público. No quiere dedicarse a la política, dice que ya bastantes problemas le ha traído a su vida. No aspira a la Gobernación del Valle ni al Senado. Por el momento, una de las cosas que más lo motiva es continuar trabajando a favor de las víctimas.
Por esta razón, creó su propia fundación, Defensa de Inocentes, que tiene por objeto representar a las personas injustamente privadas de su libertad y denunciar las irregularidades cometidas por la administración de justicia.
“Yo tuve la oportunidad de acudir a un organismo internacional para que hicieran los cotejos de voz que me involucraban en el hecho, porque era un ciudadano visible. Donde no me hubieran aceptado, habría tenido que someterme a los dictámenes de la Dijín y hoy estaría condenado a 60 años de cárcel”, comenta.
Varios abogados ya le han ofrecido su ayuda a Defensa de inocentes, que ha recibido solicitudes de personas de diferentes zonas del país, en las que le piden colaboración.
El trabajo de la fundación arrancó con la defensa de la exrepresentante a la Cámara Yidis Medina, acusada, según López, de una manera injusta. “Ella era responsable del delito de cohecho. Ya pagó por eso, pero ahora le están imputando el delito de secuestro. Estamos demostrando que el tribunal de Santander se equivocó”.
Así mismo, comenta que Defensa de inocentes adelanta un caso todavía más penoso: el de Mariasoliana Colorada, una mujer de 24 años, madre cabeza de hogar, que fue capturada el 25 de septiembre por agentes de la Dijín en Villa Rica (Cauca), acusada de ser ayudante de la guerrilla.
“Esta joven fue fotografiada cuando tenía escasos 14 años de edad, cuando las FARC pretendían reclutarla forzosamente. Con base en dichas fotografías, sin realizar ninguna labor investigativa, la capturan y privan de la libertad injustamente”, agrega López.
El exdiputado continúa relatando numerosos casos. Afirma que los recibe por correo electrónico y, después de evaluarlos, los remite a los abogados para presentar un informe y decidir si merecen o no ser investigados.
“Salir triunfador de esos dos infiernos lo considero como una segunda oportunidad, y siento como un deber moral hacer algo por las personas que han sido condenadas injustamente. Yo no quiero que ningún colombiano viva ese infierno, lo siento como un deber y vamos a hacer todo lo posible”, afirma.
López se recuesta en un sofá y sonríe. Dice que seguirá trabajando en su fundación, que aún no sabe si demandará al Estado por los perjuicios que le causó su detención, que todavía tiene dos años para decidirse. Por el momento, se siente tranquilo al salir a la calle, al sentir el respeto y el ánimo que le da la gente.
“Cuando voy por la calle la gente se acerca y me felicita. Me dicen: demande, es su derecho, usted asumió eso con dignidad. Y me lo dicen porque se sienten amenazados, porque hoy me pasó a mí, le ha pasado muchos, y mañana le puede tocar a usted”, concluye.
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