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El Paquete de Bali acordado en la OMC: importancia e implicaciones
17 de Enero de 2014
Carolina Solano M.
Consultora en Derecho del Comercio Internacional y socia de VS+M Abogados
En el marco de la OMC, los ministros de comercio de los 160 miembros tienen la obligación de reunirse cada dos años. La reunión de este año, que tuvo lugar en la isla de Bali (Indonesia) y concluyó el pasado 7 de diciembre, fue especialmente importante porque, a diferencia de las ocho reuniones anteriores, se logró acordar un texto muy importante, la Declaración Ministerial de Bali.
Desde la creación de la OMC, en 1993, los países miembros no habían logrado crear nuevos marcos jurídicos regulatorios uniformes y obligatorios para todos. Lo máximo que habían alcanzado fue crear acuerdos plurilaterales, que son obligatorios solo para los miembros que voluntariamente se adhieran a ellos.
Esta falta de avances en las negociaciones multilaterales estaba sumergiendo a la OMC en una crisis que llevó a muchos miembros a buscar profundizar el proceso de liberalización a través de acuerdos bilaterales y regionales como los tratados de libre comercio. Colombia es un ejemplo de esta tendencia mundial. Desde el 2004, emprendió negociaciones de TLC y, como resultado, hoy tiene: 12 tratados vigentes (México, Triángulo Norte, Comunidad Andina, Chile, Mercosur, EFTA, Canadá, EE UU, Cuba, Nicaragua, Caricom y la Unión Europea); cuatro en proceso de entrar en vigencia (Israel, Costa Rica, Corea y Panamá), y otros tres en negociación (Turquía, Japón y Alianza del Pacífico). Estos tratados definen el nuevo marco jurídico bilateral que regula el comercio con nuestros principales socios comerciales.
Como resultado de estas negociaciones directas entre Estados, las relaciones internacionales ahora están reguladas por una tupida red de tratados, no siempre armónicos entre ellos, que forman un enredo como el que se encuentra en un “tazón de espaguetis”, tal y como se ha denominado entre académicos internacionales.
¿Por qué es importante?
La Declaración Ministerial de Bali es importante no solo por los nuevos compromisos que acordaron asumir los miembros a través de este nuevo acuerdo multilateral, sino por lo que significa más allá de los textos. El Paquete de Bali es una muestra de que los miembros de la OMC siguen comprometidos con la organización y que su voluntad no es dejarla morir en el desuso. Trae la esperanza de que hay avances, que es posible concluir las negociaciones de Doha que comenzaron en el 2001 y que las negociaciones multilaterales no son cosa del pasado.
La declaración contiene una primera parte que trató temas como comercio y transferencia de tecnología, ayuda para el comercio, comercio electrónico, entre otros. La segunda parte, el Programa de Doha para el Desarrollo, es lo verdaderamente trascendental de la ronda de Bali. Tocó temas de agricultura, principalmente relacionados con la constitución de existencias públicas, que consiste en la compra de productos agrícolas a precios de sostenimiento, con fines de seguridad alimentaria. También reguló temas referentes a la administración de contingentes arancelarios, que establecen un régimen que asigna un gravamen menor a cantidades determinadas de productos agropecuarios importados. Los aranceles más bajos y beneficiosos aplican únicamente para estas cantidades y, en consecuencia, las importaciones que superen el contingente pagan un arancel más alto. En materia de desarrollo, contiene decisiones para regular y poner en práctica el trato especial y favorable para los países menos avanzados, a través del acceso libre a los mercados de países desarrollados.
Finalmente, y como logro histórico, se pactó el Acuerdo sobre la Facilitación del Comercio. El propósito de este acuerdo es agilizar el movimiento, levante y despacho de aduana de las mercancías, además de crear una cooperación efectiva entre los miembros para facilitar el comercio y los procedimientos aduaneros. Esto requiere de eficiencia, transparencia, la reducción de la burocracia y corrupción, y el buen uso de los avances tecnológicos. Se calcula que la implementación de este acuerdo reducirá costos entre un 10 y 15 %, ahorrando entre 400.000 millones y un billón de dólares globalmente, según cálculos de la OCDE que estiman que por la reducción en costos globales de comercio de 1 %, el ingreso global aumenta en 40.000 millones.
¿Qué implica para Colombia?
La principal consecuencia para Colombia está relacionada con el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, que contiene nuevas regulaciones sobre el proceso físico de importar o exportar mercancías a través de aduanas. Para Colombia esto es especialmente importante, toda vez que se encuentra en proceso de poner en vigencia un nuevo Estatuto Aduanero que está inspirado en las mejores prácticas internacionales, pero cuya expedición ha tenido que superar varios obstáculos.
De hecho, su proceso de concertación intergubernamental tardó más dos años, luego el primer borrador público del decreto difundido en mayo de este año fue modificado en octubre y finalmente ha sido objeto de acción de tutela y de críticas por parte de gremios y asociaciones.
La entrada en vigencia de este Acuerdo sobre Facilitación al Comercio hace que todos los miembros de la OMC tengan la obligación de ajustar sus normas conforme al acuerdo, de ahí que la expedición del proyecto de decreto ahora es mandatorio. Seguramente será necesario hacer una última revisión para garantizar que el Estatuto es compatible con los compromisos asumidos. Sin embargo, para Colombia, creemos que esta adecuación no será brusca, ya que el nuevo proyecto de Estatuto Aduanero contempla las figuras y procesos principales de acordados en el marco multilateral.
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