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Actualizado hace 17 hours | ISSN: 2805-6396

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Especiales / Obras del Pensamiento Político


‘Sobre la libertad’, de John Stuart Mill

21 de Agosto de 2014

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Sara Posada Isaacs y Andrés Mejía Vergnaud

 

La filosofía política liberal, como hemos tenido oportunidad de ver en esta serie, hace un primer asomo teórico con Hobbes, y realiza su entrada triunfal en el universo filosófico con la obra de John Locke. En el Siglo de las Luces, las ideas liberales viven un apogeo con las obras de Montesquieu y Kant, y además con el espíritu mismo de los tiempos, favorable a la libertad como opuesta al despotismo monárquico. Vendría luego un periodo en el cual el liberalismo adquirió un tono algo conservador, en la obra de Tocqueville. Pero el liberalismo en grande, aquel propio de la tradición anglosajona, y progresista en sus postulados, hace una gran reaparición con la obra del filósofo John Stuart Mill. La defensa de la libertad vendrá en este caso acompañada de una ética utilitarista (hoy diríamos “consecuencialista”) y sustentada por ella. Y reclamaría alcances mayores: Mill es el primero de los grandes filósofos en argüir sistemáticamente a favor de los derechos y las libertades de las mujeres.

 

En cuna filosófica

John Stuart Mill, conocido como el gran exponente del Utilitarismo, después de Jeremy Bentham, fue un filósofo y político liberal inglés del siglo XIX, ¾además de abogado, economista y escritor¾, nacido en Londres, el 2 de mayo de 1806. Fue el primer hijo de la pareja formada por James Mill y Harriet Burrow, quienes dieron nombre a su primogénito en honor a sir John Stuart, un reconocido parlamentario escocés que además fue mentor de James, padre del filósofo.

 

Mill fue educado por su padre ¾un historiador, erudito conocedor de la Antigua Grecia,  autor de la Historia de la India Británica y también filósofo¾, bajo estrictos parámetros de rigurosidad y disciplina. Esto, sumado a la extraordinaria capacidad de aprendizaje de John, le valieron la consideración de niño prodigio: inició el estudio del griego a los tres años; dominó el idioma a los siete e inició la lectura de autores clásicos en sus textos originales; aprendió la aritmética a los ocho junto con el latín; a los 11 la matemática, la física y la química; a los 12 comenzó sus estudios de lógica, apoyado en el Organon de Aristóteles, y a los 13 años, fue capaz de explicar un modelo de economía política inspirado en las ideas de David Ricardo, gran amigo de su padre.

 

Ricardo y Jeremy Bentham fueron grandes amigos de la familia Mill, y sus doctrinas económicas y éticas, respectivamente, fueron fuente de inspiración tanto para padre como para hijo. Sin embargo, Bentham ocupó un lugar preferencial en la vida de John Stuart Mill y se convirtió en el referente de su formación filosófica, al punto que sería él quien más adelante se encargaría de dar profusión a las ideas del padre del Utilitarismo, y consolidar dicha teoría dentro de la filosofía. A las ideas utilitaristas de Bentham, se sumó el interés de Mill por los nacientes postulados del positivista Comte ¾a los que se acercó mientras atravesaba una crisis espiritual en 1826¾; estos también influyeron ampliamente en su formación y se reflejaron posteriormente en su obra.

 

En 1823, Mill fue nombrado funcionario de la Compañía Británica de las Indias Orientales, oficio que compaginó con la preparación de sus obras, y con su entrada al parlamento británico ¾cargo que volvería a ocupar entre 1865 y 1868, pocos años antes de su muerte¾. Fruto de esos años de escritura fueron las publicaciones posteriores de Sistema de Lógica, en 1843; Principios de Economía Política, en 1848, y Consideraciones sobre el gobierno representativo, en 1861, una crítica al sistema político victoriano, que incluía, entre otros, un alegato a favor del voto femenino.

 

La inspiración de sus ideas en escritos posteriores, y en particular, la defensa de los derechos de la mujer, se debió en gran parte a su esposa, Harriet Taylor, vieja amiga y gran intelectual, con quien contrajo matrimonio en 1851, y quien falleció apenas siete años después de las nupcias. A la mujer que le acompañó en la creación y revisión de su obra, dedica Sobre la libertad (On liberty), publicada en 1859, un año después de su muerte.

 

Sobre la libertad

Sobre la libertad es un breve ensayo divido en cuatro capítulos, que expone de manera magistral la concepción que Mill confiere al término libertad, desde una óptica social o civil, cobijada por un principio básico de conducta: el principio de utilidad o de mayor felicidad. El principio de mayor felicidad refiere a que las acciones “son correctas en la medida en que tienden a promover la felicidad, y son incorrectas si tienden a producir lo contrario a la felicidad. Por felicidad se entiende el placer y la ausencia de dolor; por infelicidad el dolor y la falta de placer”.

 

Para Mill, la libertad es un componente necesario de la felicidad y entiende así la primera, como la facultad que tiene el individuo de actuar sobre todo aquello que no afecte ni perjudique a los demás. La sociedad puede juzgar a una persona cuando su conducta es perjudicial a los intereses de otra, pero nadie tiene por qué dar cuenta de las acciones que no menoscaban el bienestar de los demás. De este modo, Mill deja claro cómo su obra no se refiere propiamente al concepto metafísico de la libertad entendida como el libre albedrío, sino a la libertad social, entendida como la no intervención del Estado en los asuntos que atañen propiamente al individuo.

 

Para alcanzar esta libertad es indispensable el desarrollo de la autonomía, la cual es capaz de dotar al hombre de la habilidad de discernir y hacer sus propias elecciones. La autonomía y la independencia le permiten ejercer conciencia sobre sus acciones, motivadas para obtener placer, dando cuenta de hasta dónde llegar para no afectar al otro.

 

En la doctrina de Mill, la libertad como componente de la felicidad debe integrar las siguientes libertades, las cuales se corresponden con la denominación que da a los capítulos de su obra:

 

El primer capítulo denominado De la libertad de pensamiento y discusión es un llamado a la expresión de nuestros propios pensamientos, incluso si estos son considerados inmorales, acompañado de la facultad de defender nuestra postura frente a otros, sin afectar a sus intereses. Defender la expresión de ideas, a través del ejercicio de la libertad de pensamiento y discusión, nos da así mismo la libertad para buscar nuestro propio bien sin hacer mal a nadie.

 

El segundo capítulo, De la individualidad como uno de los elementos del bienestar, hace referencia a esta cualidad esencial para el libre desarrollo de la personalidad. Individualidad y autonomía están íntimamente relacionadas con la responsabilidad de la búsqueda de la propia felicidad, ya que esta se basa en la toma de decisiones, sin alterar la búsqueda de la felicidad de un tercero.

 

De los límites de la autoridad de la sociedad frente al individuo es el tercer capítulo del ensayo de Mill, y representa un punto de inflexión en su teoría, en la medida en que expone la única razón legítima por la cual la sociedad puede imponer límites a un hombre: perjudicar los derechos de otros. Una sociedad de personas libres se concibe únicamente cuando las libertades de cada uno son respetadas y garantizadas, por lo que Mill acepta una restricción de la libertad si una acción causa daño a otro.

 

El cuarto y último llamado Aplicaciones hace referencia a la libertad de comercio, según la cual debe ser posible llegar a acuerdos libres, bajo el principio del propio interés, tanto del que compra como del que vende.

 

Luego de la muerte de su esposa, “inspiradora y autora” de Sobre la libertad, como lo escribió el propio autor en la introducción del libro, Mill se trasladó cerca de Avignon, Francia, donde estaba enterrada Taylor, y se consagró a la escritura. Murió el 8 de mayo de 1873, dejando entre su legado obras tan importantes como Pensamientos sobre la reforma parlamentaria (1861), El utilitarismo (1863), La esclavitud de las mujeres (1869), Autobiografía (1873) y Tres ensayos sobre la Religión (1874).

 

***

 

Nuestra próxima estación en este viaje por el pensamiento político nos llevará a la transcendental, voluminosa y compleja obra El Capital de Marx.

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