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23 de Abril de 2024 /
Actualizado hace 50 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Etcétera

Mirada Global

Peligra la dolarización en Ecuador

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Daniel Raisbeck

 

Desde el 2018, cuando el autócrata Nicolás Maduro se deshizo de muchos de los controles cambiarios y de precios que había instaurado Hugo Chávez, la economía de Venezuela se ha dolarizado de facto. Según Reuters, más del 50 % de la compraventa de bienes básicos en las ciudades más grandes del país se llevan a cabo en dólares estadounidenses o en euros, cifra que alcanza hasta un 90 % de las transacciones en las ciudades cercanas a la frontera con Colombia. En medio de la hiperinflación, la dolarización parcial del país ha traído algo de estabilidad monetaria y un mínimo grado de seguridad para los ahorros de los venezolanos.  

 

Mientras tanto, un político socialista en otro país andino podría hacer exactamente lo opuesto. En Ecuador, donde el dólar es la moneda oficial desde el año 2000, el candidato presidencial Andrés Arauz, quien ganó la primera vuelta de las elecciones en febrero y disputará un balotaje el próximo 7 de abril, es un crítico de la dolarización de vieja data y ha escrito acerca de la necesidad de desmontarla. Si Arauz gana la presidencia, el futuro de la moneda en Ecuador estará en juego.

 

Arauz es el protegido político del expresidente Rafael Correa, quien también atacó la dolarización con frecuencia, aunque nunca intentó deshacerse de ella manifiestamente. En abril del 2020, Arauz publicó una entrada de blog que incluía un plan detallado para la desdolarización de la economía. Este menciona la necesidad de instaurar “medios de pagos nacionales para transacciones nacionales”.

 

Según Luis Espinosa Goded, profesor de economía en la Universidad San Francisco de Quito, Arauz busca revivir el sistema de pagos electrónicos que instauró Correa, el cual era en realidad un intento de establecer una moneda paralela. Pese al gasto de millones en campañas publicitarias y la oferta de la devolución del IVA para las empresas que lo usaran, el sistema de pagos digitales fracasó dado su mínimo uso. El actual presidente, Lenín Moreno, sucesor de Correa, desmanteló el esquema al quitarle el control al banco central.

 

En su blog, Arauz también promueve la “multiplicación de (la) liquidez interna -incluyendo o por parte del banco central”. Arauz ha dicho que gastará 8.000 millones de dólares de las reservas internacionales del banco central, las cuales asegura que pertenecen al Estado, entre otras cosas para pagarle 1.000 dólares a un millón de familias. “Gastar los activos de mayor calidad del banco central compromete seriamente los pasivos”, argumenta Espinosa Goded, “entre los que están el encaje bancario de los bancos privados que tienen los depósitos de los ecuatorianos”. 

 

Más peligroso aún es la intención de Arauz de imponer controles de capital por medio de un cupo fijo establecido por el banco central y un “impuesto a la salida de divisas” del 27 %, el cual tendría que pagar cualquier persona que intentara transferir dinero al extranjero desde Ecuador. Steve Hanke, profesor de economía aplicada en la Universidad Johns Hopkins, explica que, al implementarse esta medida, “los dólares de los ecuatorianos dejarían de ser libremente convertibles, porque la conversión implicaría un costo masivo”. También habría una disminución considerable de los precios de todo activo, lo cual hace que Arauz, quien ahora asegura que fortacelerá la dolarización, sea “mucho más peligroso de lo que supone la gente”.

 

Es probable que cualquier intento de desdolarizar Ecuador engendre resistencia popular, dada la enorme favorabilidad de la moneda estadounidense. Cuando el entonces presidente Gustavo Noboa dolarizó Ecuador, en el 2000, el país sufría bajo un nivel anual de inflación del 96 % y una fuertísima depreciación del sucre frente al dólar. En ese entonces, el 69 % de los ecuatorianos se oponían a la dolarización, según una encuesta. Pero el pasado enero, tras más de dos décadas de baja inflación y estabilidad en la capacidad de compra, el 88.7 %de los encuestados le dijeron a la firma Cedatos que Ecuador no debería desdolarizar, pese a la crisis económica.

 

De hecho, el acceso a una moneda que los políticos locales no pueden depreciar al imprimir dinero desenfrenadamente es lo único que protege al ecuatoriano de a pie de los inevitables excesos del socialismo del siglo XXI. Como dijo la economista ecuatoriana Dora de Ampuero, durante el último periodo presidencial de Correa: “la dolarización salvó a Ecuador de estar como Venezuela”.

De hecho, Moreno desató una disputa pública con Correa, su antiguo aliado, al declarar que le había dejado un país al borde de la quiebra, cuyo endeudamiento equivalía el 60 % del PIB. Tras el impacto de la crisis del coronavirus, Ecuador incumplió, el pasado abril, el pago de su deuda soberana por tercera vez desde 1999. Sin embargo, mientras el ciudadano tenga acceso a una moneda fuerte extranjera, podrá mantener el valor de sus ahorros, pese a los pésimos manejos económicos de los políticos.

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